Mientras más se internaban en la espesura de la selva, más lamentaban su apresurada decisión.
La selva de Khor era un autentico océano de vegetación, y perderse en ese lugar significaría sin lugar a dudas la muerte. Caminos que se cruzaban entre si, arboles cortando el paso, desvíos, pequeñas lomadas, barrancos, y cosas mucho, mucho peores se interponían a cada paso que daban.
"Creí que el camino que cortaba la selva seria mas fácil de recorrer, después de todo los comerciantes lo usan todo el tiempo"- dijo Erstin con un bufido, su voz denotaba que había esperado encontrar mucho mas de lo que en realidad había.
"Pues es la ruta mas directa hacia el oeste."-contesto sin darle demasiada importancia Ludovic.
"Aunque yo no la recorrí en mi camino de ida, por lo que no puedo aportar demasiada información."
"No se inquieten, estamos siguiendo una ruta recta desde que entramos. Además, podemos comprobar nuestra posición de noche, con las estrellas."- Li, como siempre, se mostraba seguro y confiado a los demás, aunque en realidad estaba tan preocupado como ellos. El era el líder de la comitiva, o eso creía el, y como tal no podía permitirse desesperar. ¿ es decir, si el perdía la calma, que sucedería con el resto? No, esa no era una opción viable.
Muy pronto noto lo errónea que era su afirmación.
Al internarse profundamente en el corazón de la jungla, la luz del sol fue lentamente obstruida por la vegetación, y la oscuridad muy pronto se volvió total.
¿Era de noche, o de día? ¿Acaso importaba?
La jungla parecía extenderse eternamente. ¿Algún día lograrían salir de allí? Con vida, claro está.
En esos momentos estas preguntas e inquietudes oscurecían los pensamientos del grupo, haciendo aflorar la desesperación y el terror en sus corazones.
El conflicto interno y las discusiones no tardaron en aparecer. La noche los estaba acorralando, y podían sentir como los observaban criaturas de todo tipo, desde detrás de cualquier pastizal, arbusto, o mas allá de la iluminación que proporcionaba el zen-fuego de Ludovic y Zelkova. Ojos rojos, verdes, azules, violetas y naranjas, aparecían y desaparecían a su alrededor.
Finalmente, decidieron que estaban demasiado agotados para seguir, y buscaron un claro mas o menos defendible, donde pudieran descansar un poco. Se dispersaron unos metros para cubrir el terrero, y asegurarse que ninguna criatura los estaba vigilando. Phantas-moon desapareció al poco tiempo, diciendo que recorrería el perímetro para asegurar la zona, y luego no volvieron a verla mas.
No les tomo mucho rato encender una fogata, y aunque Li no quería hacerlo, tenia que admitir que no podían cocinar sin fuego, el cual, aunque delatara su posición, serviría para asustar a las bestias mas pequeñas. Este pensamiento lo reconforto un poco.
Durante la primera guardia, Shenay, Zelkova y Li tomaron posiciones alrededor del campamento, los dos primeros cerca de la hoguera, pero Li, decidió usar un árbol cercano para tomar una ubicación elevada, y asi poder vigilar mejor el área. El resto del grupo durmió como pudo, preocupados por los crujidos de ramas, los aullidos y gorgoteos desconocidos, que no querían saber de que criatura provenian. La noche avanzo tranquila durante las primeras 2 horas. Pero la tranquilidad en estas tierras suele ser un engaño.
El grupo lo comprenderia cuando unos trolls hambrientos, que pasaron cerca y vieron el humo de la fogata, decidieron que la carne de humano seria su cena de esa noche . . .
Tan sigilosos como un terremoto podría serlo, pero igual de súbitos y sorpresivos, las dos abominaciones arrancaron un par de arboles cercanos, y sin perder tiempo los arrojaron al campamento, seguros de que con ese movimiento acabarían con los viajeros.
Y estuvieron cerca.
El primer tronco voló rápidamente, tomando por sorpresa a Shenay, que aunque logro apartarse a tiempo de su camino, no pudo evitar estrellarse contra uno de los arboles cercanos que delimitaba el "territorio" de los viajeros. Aun así, se la consideraría afortunada, por que era preferible eso a ser aplastada por el tronco.
Ludovic, dormido como estaba, no tuvo la misma suerte. El tronco que golpeo y reboto contra el piso dio de lleno contra el joven capitán, lanzándolo por los aires unos cuantos metros, y causándole serias heridas. El mismo ataque tambien impacto a Sanada, pero a diferencia de Ludovic, este cayo en un sueño profundo.
Zelkova, que había tenido una reacción instintiva, por lejos mas rápida que la de Shenay logro salir del camino del tronco, y colocarse en una posición que al menos le permitiera defenderse del segundo proyectil.
Pero las cosas no serian tan sencillas.
Con solo voltear su rostro, Zelkova pudo ver como la princesa Mirielle observaba la escena, petrificada por el terror. Sabía que la asustada muchacha no podría esquivar el ataque, así que tomo la decisión difícil, y con una rápida pirueta se coloco sobre ella, justo a tiempo para que el segundo tronco se estrellara contra su espalda y lo revolcara por el suelo. Zelkova intento levantarse, consiente que aquello era solo el inicio del combate nada más, y que si no era capaz de moverse de ahí el próximo golpe sin dudas acabaría con el, pero después de tan eficaz ataque, solo podía ver como toda la imagen del campamento se ennegrecía y se volvía borrosa. Sus manos y piernas temblaban y se negaban a responder a sus ordenes.
El ataque por sorpresa había tenido un éxito arrasador en el grupo, y Shenay observo con ojos sumidos en la resignación, como las dos criaturas se disponían a terminar su trabajo. Con todo el escandalo, Erstin y Asta también se habían despertado, pero no con la suficiente velocidad para evitar que uno de los trolls les propinara un golpe, arrojándolas por el suelo y dejándolas inconscientes. Ya sin nada que hacer, le rezo a su dios dragón para que la perdonara por fallar tan estrepitosamente en su misión, y le pidió que su muerte fuera lo mas rápida e indolora posible.
Todo parecía perdido en los ojos de Shenay. Veía como sus todos compañeros estaban inconscientes, o severamente heridos.
O casi todos.
Sin importar cuanto busco, Shenay no pudo ver a Li por ninguna parte.
Claro que no pudo.
El hábil monje había visto una manera de rodear a los trolls, moviendose de árbol en árbol, hasta acercarse por su espalda. Y haciendo uso de toda la fuerza física de que poseía, Li lanzo un poderoso ataque con una de las técnicas secretas de su estilo marcial.
Un ataque devastador si se me permite opinar al respecto.
Li salto por encima de la cabeza de un troll, que tardo tanto en reaccionar como el invierno en abandonar los campos en estas tierras. Mucho tiempo, demasiado.
El joven monje comenzó la caída perfectamente calculada de antemano, y con una rápida voltereta sobre si mismo golpeó al troll en la cabeza con una patada descendente usando su talón, potenciado con todo el peso de su cuerpo, y la fuerza gravitatoria.
La infernal criatura cayó de rodillas, aturdida. Y su estúpido compañero no tuvo mejor idea que volver la cabeza para ver que había tumbado a su amigo, con la misma velocidad de reacción que el otro troll. Ludovic, que no podía mover las piernas pero si los brazos, lanzo un puñetazo al aire invocando el poder de su señor dragón, y al instante salio despedido de su puño una lluvia de bolas de fuego que tumbo al segundo gigante.
"Meteoros de fuegaso". Un nombre digno de aquella esplendida manipulación de zen-fuego.
Impulsado por el animo de ver tumbados a los dos monstruos, Zelkova finalmente logro ponerse de pie al igual que Shenay, quienes ayudaron de prisa a Ludovic a salir de esa incomoda posición.
Una luz de esperanza parecía abrirse paso entre la tupida selva, y venir en rescate del herido y maltrecho grupo, para alegría de Shenay.
Las garras del dragón iniciaban por fin su contraataque . . .
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