Prologo
En todos mis años de recorrer el mundo en busca de aventuras, mitos, leyendas y folclores, nunca imagine que este día, seria el comienzo de la más grande de todas las historias jamás contadas. Esta es una historia sobre un grupo de jóvenes, destinados a la grandeza, y a formar parte de la que luego seria una nueva leyenda. Siento es mi deber como bardo e historiador, hacer saber a las nuevas generaciones lo acontecido aquí, pues es digno de que los sabios dragones lo mencionen, y los altos humanos compongan canciones sobre aquella cruzada. Una cruzada para salvar al mundo, o para hundirlo en las más oscuras tinieblas. Todo lo relatado aquí fue recopilado por mi mismo, de lo escuchado de cantineros, bardos, viajeros, monjes, bibliotecas, y también algunos de los propios protagonistas.
Sir Eliot Duncan De Weistfalen.
El diario del viajero -Bah Shing Ze, 4 de septiembre del 923 P.G. -
Era una mañana fría de invierno, el 4 de septiembre del año 923 P.G. para ser mas exactos. El sol se levantaba por sobre los gigantescos muros de la imponente Bah Shing Ze, la ciudad de las murallas. No era muy diferente a cualquiera de las otras mañanas en el templo principal de Meistos, el dragón de la oscuridad; o al menos esa fue la primera impresión de Li Sun Shin.
Li, era un joven monje en este templo, pero también era un ángel. De aproximadamente 1.74m, y unos 30 años, era uno de los monjes más talentosos y sabios del templo.
Acompañado de alguno de sus compañeros, Li comenzó su rutina matinal, después de saludar apropiadamente a su Si-Fu (maestra y mentora, según luego me enteraría) Shenay. Después del almuerzo, fue llamado con urgencia por el Gran Maestro de aquel templo. Durante toda la tarde Li se había percatado de algunos movimientos agitados entre los monjes de más alto rango, y a más de uno se lo veía pasar con un rostro preocupado, pero conociendo su lugar, y teniendo un gran respeto por sus superiores, no se atrevió a interrumpirlos con preguntas.
Al llegar al salón central del templo, lugar de descanso del Gran Maestro, al cual él rara vez había ingresado antes, pues el lugar era privativo de éste, se llevo una gran sorpresa al encontrarse dentro del lugar con un joven shuan, de aspecto algo tosco, y de una mirada fría y sin expresión, que no permitía leer su pensamiento.
Vestido con las túnicas características de los ángeles, un angel tear de color negro en su oreja izquierda, y armado con un arco de fina manufactura, y un carcaj en su espalda, Li no dudo un segundo en asumir que se trataba de un ángel, pero no uno como él, alguien que se ponía al servicio de los demás por el placer de ayudar al prójimo, este joven era sin dudas un mercenario.
¿Qué podía estar haciendo alguien así en el templo de Meistos, más aún, en el salón central, junto al Gran Maestro?
-“Bienvenido, joven Shin. Imagino que debe estar muy intrigado por esta llamada tan repentina, y mas aun por la presencia del joven a mi lado”- dijo el Gran Maestro. Ante la cara de asombro de Li, el joven Shuanés se presento como Yukimura Sanada, del clan del tigre del oeste. Con toda la cortesía de la que pudiera hacer gala, y tratando de ocultar su disgusto por la presencia de esa clase de hombre en un lugar sagrado, Li hizo una reverencia, y luego su presentación acorde.
-“Bien, ya hechas las introducciones, desearía que pasáramos a lo importante, si no les molesta. Lo he llamado joven Shin, ya que deseo encargarle una misión especial. Ayer por la noche, fue robado un objeto de gran valor, tanto histórico, como mágico. . . ayer por la noche, fue robado, el Tomo de Meistos”-
La cara pálida de Li demostraba la gravedad de lo ocurrido, a pesar de que Yukimura parecía no entenderlo de la misma forma.
-“Su misión, y la de este joven, será recobrarlo”-.
-“Comprendo, Gran Maestro, así se hará”-. Contesto Li, con un semblante lleno de confianza, pero a la vez preocupación.
-“Joven Shin, tu eres el elegido por Meistos en este mundo, su vocero y representante. Recuerda eso en todo momento, pues será tu guía en el largo viaje que te aguarda”- termino el Gran Maestro.
Li asintió con la cabeza, y luego de una breve charla con su nuevo compañero, partieron hacia el centro de la ciudad.
Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, una joven recordaba el motivo de su visita a esta ciudad humana . . .
1 comentario:
muy bueno martin, segui asi =3
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