viernes, 8 de agosto de 2008

Capitulo 12 -El duelo de Zelkova-

El diario del viajero -Selva de Khor central, 15 de septiembre del 923 P.G.

Al alba el hombre los convoco a todos en el salón del jefe. Salón es un decir, por que no era mas que una tienda gigante, hecha con madera, rocas y pieles. A pesar de eso, había sido remodelada para situar los gustos del nuevo jefe, por lo que había obras de arte colgadas, mármoles, muebles de fina estampa, alfombras traídas de Mezeyr, y otros múltiples objetos de gran valor. Desde luego, esas eran mercancías que debían ser entregadas en las ciudades del este germano y la capital de Shuan, las cuales, al igual que sus transportistas, nunca llegaron a destino.

Entraron al lugar aun sin sus posesiones (a duras penas les habían dejado sus ropas) con las manos atadas, y fuertemente vigilados por un grupo de igual numero de bárbaros.

El lugar estaba casi vacío, a excepción claro, del líder de la tribu, y su harem personal, y dos de sus hombres de mas alta confianza.

"Ah, los huéspedes. Bienvenidos, pónganse cómodos" - dijo amablemente el forajido, que se encontraba en un sillón que marcadamente resaltaba su importancia con el resto.

Li lo miro con desden, esta clase de actos de ostentación de poder y lujuria eran claramente una muestra de la corrupción del oeste, sin mencionar un tabo, entre los monjes con los que Li había crecido, y de quienes había aprendido su estilo de vida.

"Bien, ahora pasemos a lo que nos atañe. Fueron encontrados vagando en mi territorio"-Dijo, resaltando el "mi" de la oración.
"Y por lo que veo no son comerciantes. Que asuntos pueden traer a este remoto lugar a un grupo de angeles, e incluso a un soldado de Germania? -inquiriro, mientras observaba de cerca a Ludovic.

"Y un oficial, nada menos!"- al parecer, el rango de Ludovic no paso por alto a los ojos de aquel hombre, sin duda acostumbrado a identificar (y escapar de) los oficiales de Germania.

"No veo motivos para decirle quienes somos, pero si es de su interés, le diré que estamos cruzando la jungla por la ruta del sur. Eso debería satisfacer su curiosidad, no?"- le respondió Li, con toda la cortesía de que supo hacerse.

Instantáneamente los bárbaros a su alrededor tomaron posiciones hostiles a los gritos de "como te atreves a faltar el respeto del jefe?", "responde la pregunta sabandija" y otros similares.

Basta. Si no quieren hablar no hay problema. Ya tengo lo que quería de ellos, así que pueden ejecutarl . . . - el hombre se detuvo en seco al ver a una persona en especial en ese grupo, una que le llamo poderosamente la atención.

"Mirielle, su alteza real. Vaya, vaya. Esto si que es una sorpresa agradable, y cambia por completo mi situación."

"Que q-quiere de-decir con e-eso?"- Mirielle se veía muy asustada.

"Jovencita, contigo a mi lado, ya no deberé temer mas a los señores de Germania. Si, es brillante. Tu serás mi esposa, así todo se solucionara!" -concluyo el hombre.

"Sobre mi cadáver!"- Ludovic, impetuoso y con poco temperamento como siempre cuando se trataba de Germania, no dudo en ponerse delante de la joven princesa.

"Paciencia joven capitán, en no mucho tiempo eso será concedido." -dijo aquel hombre con una sonrisa macabra en el rostro.

"Llévenselos. Los ejecutaremos al mediodía."

"Espere!" - lo interrumpió Zelkova.
"Dijo que ya tenia lo que quería de nosotros, verdad? Pues le aseguro que no es así. Aun hay cosas de valor que podemos entregarle, a cambio de nuestras vidas." -Zelkova no estaba muy seguro de si eso funcionaria, o siquiera si era una buena idea, pero ya lo pensaría mas tarde.

El hombre lo miro con algo de suspicacia.

"Que pueden tener que no les halla quitado ya? Habla muchacho, pues tus palabras pueden salvarte el cuello."

Lo tengo! -fue el primer pensamiento de Zelkova.
"Bien, pero en privado." -
contesto desafiante el joven.

Lo que ocurrió entre esos dos en esa charla me es desconocido aun al día de hoy, pero si puedo decirles, que las habilidades de negociación de Zelkova dejaban mucho que desear . . .

Sea como fuere, el joven tenia ciertamente información de vital importancia para cualquiera que supiera venderla. Sus identidades, y el objeto de su misión podían valer mucho, ya demás, ofreció la mano de Mirielle en matrimonio legal, por lo que decidieron resolver el asunto a la manera tradicional de los angeles, con un duelo zen.
El duelo zen era una de las tradiciones mas viejas, un desafió de que podía constar de cualquier cosa que el retador eligiera, bajo las condiciones que el aceptante imponga. El ganador del desafió era aceptado sin rechistar, ya que delegados del consejo, conocidos como "los jueces" se encargaban de velar por la legalidad de este sagrado ritual.
Y pobre de aquel que ose hacer trampa para ganar . . .

Al día siguiente, los contendientes se encontraron en la arena. Se eligió algo tradicional, un combate a muerte. Además, Zelkova impuso la regla de zona. En este tipo de peleas, se delineaba un área, y quien saliera de ella por cualquier motivo automáticamente perdería.
Era eso o la muerte.

La pelea comenzó cuando el juez dio la señal. Ambos angeles lanzaron rápidamente sus mejores técnicas, con el objetivo de golpear rápido, y golpear dos veces. Pero en este duelo Zelkova cometió un error. Pedir la zona contra su oponente, desconociendo que elemento era su control fue un error que pagaría muy caro.
Ni bien se disipo la pequeña llamarada que salio de su mano, Zelkova observo con horror como un muro de tierra protegía a su oponente.

"Tierra?? Es un angel TIERRA???" - las palabras apenas si salían de su boca.

"Como es que nunca se te ocurrió averiguar su elemento antes de elegir la regla de zona, idiota??" -Li estaba furioso con la estupida actuación de su compañero.

El hombre no pudo contener su sonrisa. y estallo en una carcajada. Zelkova dio un par de pasos atrás, y noto que estaba en el límite de la zona.

"Tsk, crees que ya ganaste solo por que tienes ventaja? Esto no se acaba todavía!!"
Tras esas palabras, Zelkova salio disparado hacia su oponente tratando acortar la distancia y no permitirle usar su zen, pero una lluvia de lanzas de roca lo golpearon por todo el cuerpo, y lo tumbaron.

"ZEL!!!"
-grito desesperada Asta. Un segundo después estaba dentro de la zona, katares desenvainados.

"Esto es una violación del duelo!!" grito el hombre al juez.

"También lo es el veneno que pusiste en su comida."-respondió impasible el juez.

"Bien!, en ese caso, todos al ataque!" -Con toda la rabia contenida de los 3 días anteriores, Ludovic y los demás saltaron al campo de batalla, a enfrentarse contra la guardia del jefe, unos 5 bárbaros mas grandes y fornidos aun que los que los habían capturado, y blandiendo espadas aun mas grandes.

"Supongo que ya no tengo nada que hacer aquí." -acoto el juez, y unos segundos después desapareció en el aire.

En el calor del combate, Zelkova se despertó a tiempo para evitar que le pisaran la cabeza dos bárbaros. Al instante se puso de pie, y continúo su duelo personal contra aquel angel.
La vergüenza que sentía por tener que ser salvado fue demasiada, y su ira estallo en un segundo.
Todo a su alrededor se formo un circulo de magia de color rojo, y su aspecto cambio radicalmente.
Al igual que aquella noche en Bah Shing Ze, desplegó alas escamosas, una larga cola, y ojos verde esmeralda.

"Así que un descendiente de dragones eh? Me van a pagar muy bien por tu cabeza . . ."

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