-“Imposible”- Fue la primera palabra de Li al conocer la verdad sobre la que, desde ese momento, seria su nueva compañera en la búsqueda del antiguo libro.
La cara de asombro de Li era idéntica a la de Sanada, dos días atrás, al sacar a Erstin del mar. E idéntica también a la de todos los monjes, aprendices y sabios del templo de Meistos.
-“Sorprendente, sin lugar a dudas, pero es la verdad, joven Shin.”-Respondió el Gran Maestro. -“No hay dudas que esta joven es miembro de la raza de los Altos Humanos”-.
¡Un alto humano! Eso explicaba su belleza, su porte y su presencia tan especial.
-“Creí que se habían extinguido en la guerra de las mil lunas, parece increíble ver a uno”- comento escéptico Sanada.
-“Lamento haberles ocultado mi procedencia, pero recibí ordenes de mantener el mas alto nivel de discreción posible”- replico Erstin ruborizándose, avergonzada por ser el blanco de las miradas de una multitud entera.
-“No se preocupe por eso señorita Ho, ni una sola palabra saldrá de la boca de ningún humano en este templo. Bien, eso aclarado, El joven Yukimura me ah informado de los sucesos mientras dormían . . .” el Gran Maestro era conocido por ser un hombre sincero y directo, aun cuando no a todos les gustara oír la verdad, y este era uno de esos casos. Los tres ángeles bajaron su mirada, avergonzados por el fracaso de su misión.
“Mas no es demasiado tarde aún. Si lo que Yukimura me ha dicho es cierto, los fugitivos no pueden haber cruzado aun el territorio Shuanés, por lo que perseguirlos aún es posible. Y ya que la inusualmente poderosa, y misteriosamente oportuna -se notaba el tono sarcástico en la voz del maestro- tormenta, no os permite ir por barco, deberán averiguar hacia donde se dirigen, y perseguirlos por tierra hasta su puerto destino, aunque me temo que eso tampoco será sencillo, dadas las condiciones actuales."
"Muy bien, Shenay! Acercate mi niña."-al decir esas palabras, una mujer de un poco menos de 30 años se acerco al grupo, mirando a todos algo preocupada, sobre todo a Li. Tenia su cabello atado en la parte de atras con una cola de caballo, y el resto de su cabeza, rasurada, como el resto de los monjes. Vestia una tunica similar a la de Li, y tenia un par de abanicos de hierro, que usaba como sus armas. Esta, era la Si Fu de Li, la que lo había guiado y le enseño todo lo que el joven monje sabía.
"Acompañaras a tu pupilo a partir de ahora, y esta será misión: deberás protegerlo y guiarlo en todo momento, ya que necesitaran tu ayuda ahora más que nunca. Probablemente esos dos también planearon esto . . .”-
Los tres se miraron con incertidumbre, ya que no entendían de qué hablaba el Gran Maestro. Era en verdad un hombre misterioso. Mas Li estaba feliz de que su antigua maestra se volviera una nueva compañera en su viaje, y después de su último enfrentamiento con Horen y Arial, comprendió que realmente necesitarían toda la ayuda posible.
Ya que el tiempo apremiaba, decidieron ir de inmediato nuevamente al puerto, en búsqueda de algo que no les haya sido posible ver en la oscuridad de la noche, o en la esperanza de que Horen y Arial hayan dejado atrás algo que delate su curso.
Al salir del templo, escucharon un gran tumulto, y vieron lo que parecía un desfile real. Entonces comprendieron a lo que se refería el Gran Maestro. Por causa de la visita de una princesa Germana, la ciudad sellaría sus murallas durante la estadía de la joven miembro de la familia real, imposibilitando la entrada de gente a Bah Shing Ze, y peor aun para ellos cuatro, la salida . . .
-1 hora antes-
En las afueras de los imponentes muros de la capital del Reino de shuan, se hallaban dos figuras, fatigados por lo largo de su viaje y lo adverso del clima, pero mas aun por que veían como sus esperanzas de entrar en Bah Shing Ze se desvanecían al tiempo que uno de los guardias de las puertas les prohibía el acceso, bajo la excusa de que la ciudad estaba sellada por la visita de una princesa germana.
Desanimados, cansados y hambrientos, emprendían el retorno a sus hogares, cuando se cruzaron con el motivo de sus disgustos.
Una larga comitiva germana, de al menos unas 100 personas entre la escolta real, sirvientes, mercaderes, algunos nobles y adinerados hombres de Germania, y otras figuras de escaso interés para nuestra historia se cruzaron en el camino de los dos viajeros. Este hecho no paso desapercibido a los ojos de la joven Mirielle Astrain Vilfas de Gerlón, princesa de Germania, y heredera del trono de Windam. La jovencita vio como las dos figuras se alejaban de la ciudad arrastrando sus pies, y de tan buen corazón como era (o eso es lo que ella solía decirle a todo con quien se cruzara), los llamo, y les solicitó que se unieran a su comitiva, prometiéndoles que así lograrían entrar a la ciudad sin problemas, no sin antes tener que convencer a sus dos escoltas principales, quienes se negaban a permitirle a dos extraños acercarse a su protegida.
Encantados con este afortunado curso de eventos, ambos viajeros agradecieron profundamente, mostraron sus buenos modales, y se unieron a la comitiva de la joven princesa.
Al unirse a ellos hicieron sus presentaciones, ya que consideraron que dar su identidad era lo menos que podían hacer para agradecerle a quien había devuelto la esperanza a su largo viaje.-“Su alteza real, mi nombre es Zelkova, un ángel de Galuen, en la república de Anhror. La persona que me acompaña es . . .” -“Astaroshe Aslan”- lo interrumpió la otra joven.
“Ya que nos han dicho sus nombres, juzgo correcto decirles los nuestros. Yo soy Mirielle Astrain Vilfas de Gerlón, princesa de Germania, y heredera del trono de Windam, y estas dos personas son mi escolta personal. A mi derecha, la famosa ángel Phantas-Moon”-
“Y yo soy el Capitán Ludovic Borbón, hijo del gran General Franz Borchg Borbón, sirviente fiel de mi patria Germania!”- dijo con in gran ímpetu el hombre.
Phantas-moon se veía imponente, vestida con una túnica brillante blanca, con bordados dorados y un par de largos ribetes en forma de alas, un par de botas a tono con su túnica, una pollera azul, marcada con runas, y portando un báculo de su mismo tamaño terminado en forma de luna. Tenía hermosa cabellera rubia, a la altura de su cuello, atada con un prendedor en forma de media luna, ojos marrones, y un extraño par de orejas de zorro. Es la primera vez que había visto en persona a un miembro de la raza de los Werebeast, mas precisamente una Werefox. Era sin duda hermosa, pero a la vez, alguien con quien no se quiere hacer enemistades.
Por otro lado, Ludovic estaba vestido con la túnica de los ángeles del ejército germano, poseía varios accesorios de fina manufactura, que mostraban su condición de noble, un escudo brillante en su espalda junto a su espada labrada, probablemente una ofrenda de rendición de algún pueblo conquistado en el pasado. El aspecto mas notorio de este, era que tenia un ojo verde, el izquierdo, y el derecho era rojizo amorronado. Sabe Gea el motivo de tal diferenciación.
Mientras la procesión real se acercaba a Bah Shing Ze, los dos viajeros se preguntaban que les esperaría adentro de la ciudad impenetrable, aquella que había sido un fuerte inexpugnable durante los tiempos de la antigua gran guerra, orgullo de la humanidad, y de la que tanto habían oído hablar, pero tan poco sabían en realidad, fuera de mitos y leyendas. A la media hora de unirse a la procesión, el grupo llego a la puertas gigantes de piedra, las cuales, para el asombro de todos quienes nunca antes habían visitado la ciudad, (entre los que debería incluirme), se abrieron como por arte de magia, o mejor dicho, por arte de Zen-tierra.
Al entrar en la ciudad, los jóvenes quedaron maravillados por su belleza. Había edificios de varios pisos, todos tallados finamente en piedra, pero también había muchas plantas, jardines hermosamente decorados, estatuas imponentes y fuentes hermosas, producto de la más hábil ingeniería con la piedra. Se podía notar la conexión de la ciudad con la tierra, y con la naturaleza, todo esto era la gran Bah Shing Ze. Y no era poca cosa.
La comitiva entro en la calle principal de la ciudad, y comenzaron los festejos por doquier. De todos los balcones llovía serpentinas, se escuchaban trompetas y clarinetes, los bardos callejeros cantaban sus mejores canciones e historias, y los malabaristas y músicos de la princesa iban al frente, realizando peligrosas proezas, divertidos malabares, o asombrosas piruetas, al compás de lo que eran sin dudas, una fiesta andante como no se había visto en algún tiempo en Bah Shing Ze.
Este desfile esplendoroso continuo durante aproximadamente dos horas, mientras la comitiva cruzaba la inmensa ciudad, camino al palacio del Shogun, donde recibirían la bienvenida del gobernante de Shuan y su familia.
Sin embargo en el camino había mucho que recorrer, y Bah Shing Ze estaba llena de sorpresas. Sorpresas como la que se llevaron los dos viajeros al cruzar por las puertas del Templo de Meistos, ubicado prácticamente en el centro de la ciudad, al ver a cuatro jóvenes ángeles mirando el desfile, pero no con alegría como los demás, sino con decepción, y frustración. Mas extraño aun fue cuando las miradas de uno de ellos se cruzo con la de Zelkova, e inmediatamente ambos sintieron un profundo desagrado el uno por el otro, aun sin que ninguno de ellos supiera exactamente el por que de tal reacción.
La procesión continúo avanzando hasta finalmente llegar al palacio. Ludovic se despidió momentáneamente del recientemente formado grupo, aduciendo que tenia sus propios asuntos que atender, y que estaría de vuelta al anochecer.
El día había sido largo y cansador para Zelkova y Asta (como ella prefería que la llamaran), pero aun tenían mucho que hacer, por lo que, ya habiendo cumplido su objetivo de entrar en la ciudad decidieron no perder tiempo, se despidieron ellos también de la princesa y Phantas-moon, y fueron al templo de Meistos, a resolver los asuntos que los habían traído hasta el otro lado del mundo . . .
1 comentario:
muy, pero muy bueno!!!
ya apareci >=D
Publicar un comentario